lunes, 20 de marzo de 2017

Susurradores y ruiseñores.

Susurramos:
En el silencio de las bibliotecas
El zumbido de las mediotecas
El recogimiento de las librerìas
El zumbido de los salones de libros
El run run de las filas de espera
El ruido de las conversaciones de cafè
El tumulto de las paradas de colectivo
El jaleo de los embotellamientos
El barullo de la humanidad
El estereotipo del universo
Enfrentando asi con a postura provocadora de la ternura,
La dificultad del ser humano para enfrentar al mundo.
(De susurros y susurradores. Mirta Colangelo. Editorial Comunicarte. Septiembre de 2015)

La acción de susurrar es una irrupción poética que invita a detenerse un instante en este mundo para gozar de la palabra. Ese algo misterioso que está entre la palabra y el silencio.
"Los corazones cercanos se hablan bajito, los corazones lejanos se gritan: Susurremos al corazón y acerquemos distancias".

Origen de los susurradores.



En el 2001 un grupo de artistas franceses (actores, cantantes y escritores), dispuestos a desacelerar la locura del mundo decidieron salir a susurrar poemas al oído de la gente. 
Ellos iban vestidos muy elegantes, siempre de negro, con paraguas o abanicos. Y siempre con sus instrumentos (cañas huecas o tubos de fibra de vidrio y de cartón, que medían según la altura de quien lo portaba de 1 a 1,80) , a los que llamaron "ruiseñores".


Son estos artistas, en quienes nos inspiramos para trabajar en la sala. Junto a los niños confeccionaremos nuestros propios ruiseñores, compartiremos susurros, al mismo tiempo que disfrutamos de poesías, cuentos cortos, adivinanzas, coplas, nanas, entre otras.